Viejo Hotel Paris en Avda.Alem-Esquina Saenz Peña
Banda de Música Frente Admistración Talleres 1928
Avda. Alem Nevada de 1920
La referencia más antigua que se encontró de Tafí Viejo alcanza el año 1781, fecha en la que doña Catalina Medina de Aráoz, viuda de don Francisco Tejerina y Barreda, comparece ante una escribanía y dice: “Que habiendo comprado a don Juan Clemente Méndez una suerte de tierras llamadas Tafí Viejo, con fecha 4 de setiembre de 1781, hizo cesión al referido don José M. Méndez a favor de su esposa, de la mitad, que es lo que correspondió en la compra que hizo con su hermano, que comprende el terreno de El Taxicillo, que empieza desde La Loma y lugar de las Chacras de Lancha-Pérez, tirando al norte una legua, hasta donde alcanza el mojón, que es cuarto de legua delante de La Cañada de Ante Muerta, que es un cevil que señaló y aguada La Calera, con el fondo que hasta el cerro del poniente corresponde, bajo cuales linderos se le vendió”.
Esta misma propiedad, traspasa doña Catalina el 26 de noviembre de 1782 a doña María Juliana Alzogaray.
Este dato es interesantísimo para conocer el origen de nuestras tierras. Pero no corresponde este lugar. Más tarde un informe elevado por el visitador de tabacos de la zona de Tucumán, don Juan Antonio Laspiur, desde el 14 de enero hasta el 8 de marzo de 1809, dice que en Tafí Viejo, el agricultor Manuel Méndez le ha recontado 3.400 plantas de tabaco.
En otra parte de nuestra historia nacional encontramos a nuestro pueblo en viejos papeles, colaborando con el regimiento de “Voluntarios de la Caballería de Tucumán”, hacia el año 1811.
Se sabe que para formar el II Escuadrón de la compañía el personal de tropa se reclutó de Trancas, Aragón, Milmito, Río Tala, Cortadera, Pocitos, Tafí Viejo, Yerba Buena, Nogales Chacras y Cipos. Al frente de este escuadrón se hallaba como capitán don José Ignacio Garmendia y como subteniente don Felipe Antonio López.
En viejos papeles del año 1597 se encuentra el pueblo de Tavigasta Vieja incorporado a la estancia de San Pedro Martir. Estimamos que el aditamento de Viejo, “voz hispana que se suma a Tafí” no es más que una imitación a pasadas nomenclaturas y que no tiene una razón especial para adoptarse a no ser para diferenciarlo del simple Tafí de nuestros valles.
De los documentos coloniales se sabe que las tierras de la actual jurisdicción de Tafí eran encomiendas entregadas (a Melián de Leguizamón), las que con el tiempo fueron subdivididas, lográndose la formación de núcleos de población, pues, hasta la lógica evolución de la villa y finalmente, a ciudad.
Así se encuentra que en el año 1862, en Tafí Viejo, jurisdicción del departamento de la Capital, hay una escuela. Y según el presupuesto provincial de ese año, se le asignó un preceptor, un maestro, con la remuneración de 204 pesos anuales. Diez años más tarde, en 1872, figura la escuela de Tafí Viejo con 25 alumnos varones. Este dato hace pensar que en aquel entonces, había en los alrededores de la actual jurisdicción una 10 o 15 familias diseminadas en su territorio.
VILLA VERANIEGA
Lentamente fue creciendo esta zona hasta que en el año 1899 se sintió la necesidad de crear un centro urbano, proyecto que fue presentado por los diputados provinciales Gaspar Tabeada, Leandro Aráoz, el doctor López García, Alejandro del Carril y Julio Ledesma, el 26 de enero de 1899.
Como primera medida, resuelven declarar de utilidad pública la expropiación de los terrenos pertenecientes a Méndez Alderete. En vista de que las gestiones marchaban lentamente, un grupo de vecinos resuelve elevar un pedido al Gobernador, para que sancione el proyecto de ley sobre la creación de la villa veraniega en Tafí Viejo. Los firmantes, entre otros fueron, Fermín Molina, Belfor Paliza, Juliana Rodríguez, Juan Velárdez, Isabel Otero, Juan Antonio Méndez, Leocadio González, Luis Macías, Timoteo Ponce, Remigio Vaca, Pedro Martínez, Bernardo Muruaga, José Cruz Lazarte, Bernardina Pesoa, Pedro Méndez y Mariano Ruiz, entre otros.
La Comisión de la legislación integrada por M. Van Gelderen, V. López García y Ernesto Padilla, tomaron en cuenta esta solicitud de los vecinos y se abocaron al estudio del proyecto presentado. Luego aconsejaron el establecimiento y creación de la villa veraniega, por las razones que expuso el informante López García, el 9 de diciembre de 1899.
Resuelta la fundación del pueblo se trata el proyecto de ley por el que se declara de utilidad pública la expropiación de la zona de Tafí Viejo, comprendida entre los límites que en el mismo se expresan.
El señor López García funda el despacho “encareciendo la necesidad de una villa veraniega donde las familias de la ciudad, puedan sin grandes sacrificios, pasar una temporada de verano”. “La zona elegida, prosigue, reúne todas las ventajas apetecibles, tanto por su situación, cuanto por la forma de pago de los lotes”.
El 2 de mayo de 1900, el Senado a moción del senador Terán trató sobre tablas el proyecto en revisión de la Cámara de Diputados sobre la creación de la villa veraniega en Tafí Viejo.
El senador Estévez, en aquella oportunidad, manifestó que no había ningún inconveniente y que para Tucumán era una sentida necesidad “la creación de un pueblo veraniego que ofrezca buen aire y salud a las familias que deseen procurárselo”.
“El inconveniente de la falta de agua, decía, podía ser solucionado con la construcción de pozos que la producen en forma abundante y fresca. Referente al costo de la obra, no podrá haber inconveniente, pues con la sola venta de los terrenos se sacaría más de lo necesario para el pago de las expropiaciones”.
A modo de acotación, la documentación de entonces, señala que en 1860, el gobierno de la provincia, “manda a preparar la construcción de un surtidor de agua de la montaña, en la plaza principal de la ciudad y que sea de la montaña oeste, pues abundan fuentes de exquisita agua, desde la montaña de Tafí hasta la llamada de Cainzo”.
Finalmente, el mismo 2 de mayo de 1900 ambas Cámaras sancionan con fuerza de ley, la Nº 787, “la expropiación de la zona de Tafí Viejo, comprendida entre la línea de Ferrocarril Central Norte, por el naciente; la calle denominada de la Estación, por el norte; y por el sud, el primer callejón que corta de naciente a poniente dicha zona, cuya superficie es de 80 hectáreas”.
Cumplida la expropiación, el Poder Ejecutivo de acuerdo a la ley, ordenó al Departamento de Obras Públicas, que proceda a la apertura de las calles, dividiendo el terreno en lotes de una hectárea que se enajenarían en subasta pública.
El costo de los lotes oscilaba, según el recuerdo de los mayores, entre los 100 y 200 pesos, y fueron adquiridos por 48 familias, ya que ese era el número de lotes disponibles. Entre las familias que adquirieron los terrenos se recuerda a Belfor Paliza, Domingo Fortín, las familias Marsilli, Ordónez, Acosta y García, don Juan Tartaje, don Adolfo Columbres, los Berfiore, Zárate, Gelsi, Próspero y el entonces administrador de la Estación ferroviaria.
Estos nuevos propietarios se instalaron en las 48 manzanas que comprendían la naciente villa, entre los bulevares Roca, Perú, Alem y Saenz Peña. Hacia el año 1907 la villa veraniega ya tenía tal fisonomía por la presencia importante de chalets con amplios jardines.
Cuentan que las características del viejo Tafí se asemejaban a una selva o espeso monte. El único sendero o camino que había era la actual avenida Alem, desde la Estación hasta la calle Camino al Perú. “El transeúnte y el pequeño carrito que transportaba la mercadería para los tres únicos almacenes del lugar eran alcanzados por las ramas de uno y otro lado del camino. Las familias establecidas apenas alcanzaban las veinte; sobre el Camino del Perú se veían algunas quintas de naranjo, algo de maíz y tabaco. En esta selva tupida de árboles vírgenes con frecuencia se encontraban corzuelas y otros tipos de animales de caza. La mayor parte de los habitantes eran nativas, solamente recordándose a un extranjero, don Fischer.
Antes de la llegada del ferrocarril a la zona, en 1882, los vecinos iban hacia San Miguel de Tucumán a caballo para realizar sus compras, por senderitos –estrechos y peligrosos, por la presencia de maleantes que merodeaban en lugar. En el año 1882 se construyó la Estación ferroviaria y el galpón de depósito.
Dictada la Ley de Fundación de la estación villa veraniega de Tafí Viejo, el 3 de Mayo de 1900 y dispuesta la expropiación de los terrenos, el 25 de ese mismo mes, dieron el nombre de “San José de Calazans” al nuevo pueblo, denominación que no prosperó, pues a excepción del año 1900, en lo sucesivo se la denominaría Villa General Mitre.
El decreto del Gobernador Próspero Mena, dictado el 26 de julio de 1900, recomendando la ley de fundación, disponía, además: que la zona expropiada se dividiera en lotes de una hectárea, separada por calle de 20 metros y circundada por bulevares de 30. Para policía, juzgado y registro civil se destinaba un cuarto para cada repartición, iguales medidas para una iglesia y su casa parroquial. Además, se desatinaron dos hectáreas para una escuela y para la plaza.
TALLERES DE LOS FCC DEL ESTADO
La construcción de los Talleres Ferroviarios del Ferrocarril General Belgrano en Tafí Viejo, se encuentran a 17 kilómetros de San Miguel de Tucumán. Su edificación comenzó el 12 de marzo de 1902 por la compañía alemana Strenitz, bajo la presidencia de Julio Argentino Roca, concluyéndose a mediados de 1910, al final de la presidencia de Figueroa Alcorta y cuando comenzaba Roque Saenz Peña.
Para su inauguración asistieron, entre otras autoridades, el titular de la cartera de Obras Públicas de la Nación, el ingeniero Civit; el gobernador de la provincia, doctor Próspero Mena; y el general alemán Von Der Colts que había sido invitado por el gobierno argentino para la conmemoración del Primer Centenario del 25 de Mayo de 1810.
Este acto coincidió con la inauguración de la importante línea Tucumán-La Quiaca, cuya construcción estuvo a cargo de la misma compañía y constituyó una avanzada de progreso y cultura a las provincias más alejadas del norte argentino.
Una gran parte de los terrenos que actualmente ocupan los Talleres Ferroviarios fueron donados por el señor Antonio Méndez, otros por personas cuyos nombres no se registran y otra parte fueron adquiridos por el Gobierno de la Nación.
En la construcción de los edificios se invirtió la suma de $ 5.500.000 y en las maquinarias $ 1.100.000.
Al comenzar la edificación de los Talleres Ferroviarios y una vez que comenzaron sus primeros trabajos, el personal de 1.150 primeros hombres, en su mayoría de Tucumán, buscaría establecerse en la nueva villa. En 1918 el número de operarios ascendería a 3.360, radicándose algunos en el Pueblo Obrero y otros en la nueva fundación veraniega. De esta manera, en torno a los Talleres, que proporcionaban la principal fuente de trabajo, se fue formando la nueva ciudad.Por esta razón, se puede afirmar que el crecimiento, desarrollo y empuje de la ciudad de Tafí Viejo se debió casi exclusivamente a los Talleres Ferroviarios que proporcionaban trabajo a miles de obreros. Tanto fue así que en el año 1912, el Gobierno de la Nación encarga a la empresa Dulor &Fisher, la construcción del Pueblo Obrero que se destinaría a viviendas de personal jerárquico de los Talleres y empleados. Con la aparición de esta nueva urbanización, ubicada a Este de la planta industrial, la vida se organizó de mejor modo, adquiriendo hasta una fisonomía distinta al caso de la villa veraniega. En poco tiempo se levantaron las casas con su correspondiente trazado de calles y veredas, contaba con una población de características ciudadanas y una sólida fuente de trabajo. Esto le confirió a esa población otra fisonomía; por esa razón las principales efemérides se celebraban allí.
Con el tiempo la villa fue creciendo, del mismo modo que su centro comercial. Esta situación y otras cuestiones del propio aumento demográfico taficeño, más la apertura de nuevas fuentes de trabajo, hicieron que el centro de las actividades se trasladara paulatinamente a la avenida Alem, ubicada hacia el Oeste de los Talleres Ferroviarios, cuyo nacimiento se ubica en la Estación.
Con la construcción de las Talleres Ferroviarios más grandes de Sudamérica, un importante número de inmigrantes llegaron a Tafí Viejo para radicarse, entregándose de lleno a las actividades ferroviarias, agrícolas, de la construcción y el comercio. En la década del 30 el Estado nacional decidió ampliar las instalaciones de los Talleres, hasta adquirir las dimensiones actuales. Allí se producían vagones de trenes, desde el forjado de los minerales hasta los últimos detalles de ornamentación.
Para la década del 50, los Talleres de Tafí Viejo eran los más grandes de Latinoamérica, con 22 hectáreas ocupadas y unos 5.663 obreros, entre todo su personal. Su ubicación estratégica –en el centro noroeste argentino- les garantizaba conexión con todo el país, lo que le imprimió un perfil industrial a la ciudad.
La producción de los Talleres comenzó a mermar a comienzos de la década siguiente, pero la crisis se hizo evidente algunos años más tarde, con la creciente desmantelación del sistema ferroviario ocurrida durante la última dictadura militar. Al mismo tiempo comenzaron las persecuciones al personal y los permanentes despidos, disfrazados de retiros voluntarios o jubilaciones anticipadas. Finalmente, el 17 de julio de 1980, los Talleres se cerraron, conjurando así uno de los principales objetivos económicos de la última dictadura militar, que se propuso desindustrializar el país.
En agosto de 1984, las instalaciones fueron reabiertas por el gobierno democrático de Raúl Alfonsin. Pero ese lento proceso de recuperación no llegaría a su fin porque luego de episodios de nuevos despidos y luchas gremiales, que contaron con un fuerte apoyo de la comunidad taficeña, el entonces gobernador y ex dictador Antonio Bussi terminó por destruir las esperanzas de los trabajadores, mediante la instalación de una cooperativa que, entre 1994 y 1996, se encargaría de saquear y desguasar la planta y dejar en la calle a más de 300 familias.
Con una desocupación cercana al 40 por ciento durante esos años, los trabajadores despedidos iniciaron una lucha sostenida para recuperar la fuente de trabajo. Tras la caída del gobierno de Fernando de la Rúa, la asamblea vecinas Fuerzas Vivas se hizo cargo del reclamo y consiguió avanzar en las negociaciones para la reapertura, merced su pedido el 30 de setiembre del año 2003, el presidente Néstor Kirchner anunció la reapertura de los Talleres Ferroviarios y la rehabilitación progresiva de las líneas de producción de los Talleres. La empresa Ferrocarril General Belgrano S.A. –Unica empresa Estatal Ferroviaria del País- quedó a cargo de la creación de una unidad de gestión para volver a poner en funcionamiento la línea productiva. En Julio de 2006, se adjudicaron obras de remodelación y equipamiento por 14 millones de pesos ,la empresa adjudicataria Di Bacco y Cia. ejecuta los trabajos y se prevee concluyan a fines del año 2007
UN PUEBLITO RECOSTADO A LOS PIES DE LOS CERROS VERDEAZULES
Tafí es el nombre propio del famoso valle de los Calchaquíes, no de los indios tafíes, ya que éstos eran naturales del llano.
El nombre de Tafí data del siglo XVI, según el historiador Lizondo Borda, y primitivamente la voz Taui (deformación del vocablo aimará Thaaui, cuyo significado es: lugar donde sonpla aira fresco o hace mucho frío).
Descompuesta la palabra sería Thaa: el frío, o cosa fría o lugar de mucho frío. Y Ui: que expresa el lugar donde hace o padece lo que expresa y significa el verbo. De acuerdo a este estudio etimológico no podría aplicarse mejor nombre a nuestro valle de Tafí, en donde tanto en invierno como en el mismo verano, sopla y corre aire frío. Es pues, un lugar donde hace frío.
Para el erudito Padre Cabrera, que se ocupó de la etnología argentina, el tema Tafí o Tavi o Tahaui significa hombres de sierra o serranos.
Storni, en su toponomástica sostiene que Tafí viene de Tak Tik que significa postillo, entrada; el indígena le llamó Taktillakcta. Es decir, pueblo de entrada espléndida y así es Tafí del Valle para el viajero, como lo fue para el indígena.
En La Prensa del día 4 de noviembre de 1960, sin hacer ninguna disquisición se afirma que Tafí quiere decir frío en quichua, con lo cual la denominación del lugar, refiriéndose a Tafí del Valle, es Valle Frío.
El nombre de Tafí data del siglo XVI, según el historiador Lizondo Borda, y primitivamente la voz Taui (deformación del vocablo aimará Thaaui, cuyo significado es: lugar donde sonpla aira fresco o hace mucho frío).
Descompuesta la palabra sería Thaa: el frío, o cosa fría o lugar de mucho frío. Y Ui: que expresa el lugar donde hace o padece lo que expresa y significa el verbo. De acuerdo a este estudio etimológico no podría aplicarse mejor nombre a nuestro valle de Tafí, en donde tanto en invierno como en el mismo verano, sopla y corre aire frío. Es pues, un lugar donde hace frío.
Para el erudito Padre Cabrera, que se ocupó de la etnología argentina, el tema Tafí o Tavi o Tahaui significa hombres de sierra o serranos.
Storni, en su toponomástica sostiene que Tafí viene de Tak Tik que significa postillo, entrada; el indígena le llamó Taktillakcta. Es decir, pueblo de entrada espléndida y así es Tafí del Valle para el viajero, como lo fue para el indígena.
En La Prensa del día 4 de noviembre de 1960, sin hacer ninguna disquisición se afirma que Tafí quiere decir frío en quichua, con lo cual la denominación del lugar, refiriéndose a Tafí del Valle, es Valle Frío.
ORIGEN DEL NOMBRE "TAFI VIEJO "
La referencia más antigua que se encontró de Tafí Viejo alcanza el año 1781, fecha en la que doña Catalina Medina de Aráoz, viuda de don Francisco Tejerina y Barreda, comparece ante una escribanía y dice: “Que habiendo comprado a don Juan Clemente Méndez una suerte de tierras llamadas Tafí Viejo, con fecha 4 de setiembre de 1781, hizo cesión al referido don José M. Méndez a favor de su esposa, de la mitad, que es lo que correspondió en la compra que hizo con su hermano, que comprende el terreno de El Taxicillo, que empieza desde La Loma y lugar de las Chacras de Lancha-Pérez, tirando al norte una legua, hasta donde alcanza el mojón, que es cuarto de legua delante de La Cañada de Ante Muerta, que es un cevil que señaló y aguada La Calera, con el fondo que hasta el cerro del poniente corresponde, bajo cuales linderos se le vendió”.
Esta misma propiedad, traspasa doña Catalina el 26 de noviembre de 1782 a doña María Juliana Alzogaray.
Este dato es interesantísimo para conocer el origen de nuestras tierras. Pero no corresponde este lugar. Más tarde un informe elevado por el visitador de tabacos de la zona de Tucumán, don Juan Antonio Laspiur, desde el 14 de enero hasta el 8 de marzo de 1809, dice que en Tafí Viejo, el agricultor Manuel Méndez le ha recontado 3.400 plantas de tabaco.
En otra parte de nuestra historia nacional encontramos a nuestro pueblo en viejos papeles, colaborando con el regimiento de “Voluntarios de la Caballería de Tucumán”, hacia el año 1811.
Se sabe que para formar el II Escuadrón de la compañía el personal de tropa se reclutó de Trancas, Aragón, Milmito, Río Tala, Cortadera, Pocitos, Tafí Viejo, Yerba Buena, Nogales Chacras y Cipos. Al frente de este escuadrón se hallaba como capitán don José Ignacio Garmendia y como subteniente don Felipe Antonio López.
En viejos papeles del año 1597 se encuentra el pueblo de Tavigasta Vieja incorporado a la estancia de San Pedro Martir. Estimamos que el aditamento de Viejo, “voz hispana que se suma a Tafí” no es más que una imitación a pasadas nomenclaturas y que no tiene una razón especial para adoptarse a no ser para diferenciarlo del simple Tafí de nuestros valles.
De los documentos coloniales se sabe que las tierras de la actual jurisdicción de Tafí eran encomiendas entregadas (a Melián de Leguizamón), las que con el tiempo fueron subdivididas, lográndose la formación de núcleos de población, pues, hasta la lógica evolución de la villa y finalmente, a ciudad.
Así se encuentra que en el año 1862, en Tafí Viejo, jurisdicción del departamento de la Capital, hay una escuela. Y según el presupuesto provincial de ese año, se le asignó un preceptor, un maestro, con la remuneración de 204 pesos anuales. Diez años más tarde, en 1872, figura la escuela de Tafí Viejo con 25 alumnos varones. Este dato hace pensar que en aquel entonces, había en los alrededores de la actual jurisdicción una 10 o 15 familias diseminadas en su territorio.
VILLA VERANIEGA
Lentamente fue creciendo esta zona hasta que en el año 1899 se sintió la necesidad de crear un centro urbano, proyecto que fue presentado por los diputados provinciales Gaspar Tabeada, Leandro Aráoz, el doctor López García, Alejandro del Carril y Julio Ledesma, el 26 de enero de 1899.
Como primera medida, resuelven declarar de utilidad pública la expropiación de los terrenos pertenecientes a Méndez Alderete. En vista de que las gestiones marchaban lentamente, un grupo de vecinos resuelve elevar un pedido al Gobernador, para que sancione el proyecto de ley sobre la creación de la villa veraniega en Tafí Viejo. Los firmantes, entre otros fueron, Fermín Molina, Belfor Paliza, Juliana Rodríguez, Juan Velárdez, Isabel Otero, Juan Antonio Méndez, Leocadio González, Luis Macías, Timoteo Ponce, Remigio Vaca, Pedro Martínez, Bernardo Muruaga, José Cruz Lazarte, Bernardina Pesoa, Pedro Méndez y Mariano Ruiz, entre otros.
La Comisión de la legislación integrada por M. Van Gelderen, V. López García y Ernesto Padilla, tomaron en cuenta esta solicitud de los vecinos y se abocaron al estudio del proyecto presentado. Luego aconsejaron el establecimiento y creación de la villa veraniega, por las razones que expuso el informante López García, el 9 de diciembre de 1899.
Resuelta la fundación del pueblo se trata el proyecto de ley por el que se declara de utilidad pública la expropiación de la zona de Tafí Viejo, comprendida entre los límites que en el mismo se expresan.
El señor López García funda el despacho “encareciendo la necesidad de una villa veraniega donde las familias de la ciudad, puedan sin grandes sacrificios, pasar una temporada de verano”. “La zona elegida, prosigue, reúne todas las ventajas apetecibles, tanto por su situación, cuanto por la forma de pago de los lotes”.
El 2 de mayo de 1900, el Senado a moción del senador Terán trató sobre tablas el proyecto en revisión de la Cámara de Diputados sobre la creación de la villa veraniega en Tafí Viejo.
El senador Estévez, en aquella oportunidad, manifestó que no había ningún inconveniente y que para Tucumán era una sentida necesidad “la creación de un pueblo veraniego que ofrezca buen aire y salud a las familias que deseen procurárselo”.
“El inconveniente de la falta de agua, decía, podía ser solucionado con la construcción de pozos que la producen en forma abundante y fresca. Referente al costo de la obra, no podrá haber inconveniente, pues con la sola venta de los terrenos se sacaría más de lo necesario para el pago de las expropiaciones”.
A modo de acotación, la documentación de entonces, señala que en 1860, el gobierno de la provincia, “manda a preparar la construcción de un surtidor de agua de la montaña, en la plaza principal de la ciudad y que sea de la montaña oeste, pues abundan fuentes de exquisita agua, desde la montaña de Tafí hasta la llamada de Cainzo”.
Finalmente, el mismo 2 de mayo de 1900 ambas Cámaras sancionan con fuerza de ley, la Nº 787, “la expropiación de la zona de Tafí Viejo, comprendida entre la línea de Ferrocarril Central Norte, por el naciente; la calle denominada de la Estación, por el norte; y por el sud, el primer callejón que corta de naciente a poniente dicha zona, cuya superficie es de 80 hectáreas”.
Cumplida la expropiación, el Poder Ejecutivo de acuerdo a la ley, ordenó al Departamento de Obras Públicas, que proceda a la apertura de las calles, dividiendo el terreno en lotes de una hectárea que se enajenarían en subasta pública.
El costo de los lotes oscilaba, según el recuerdo de los mayores, entre los 100 y 200 pesos, y fueron adquiridos por 48 familias, ya que ese era el número de lotes disponibles. Entre las familias que adquirieron los terrenos se recuerda a Belfor Paliza, Domingo Fortín, las familias Marsilli, Ordónez, Acosta y García, don Juan Tartaje, don Adolfo Columbres, los Berfiore, Zárate, Gelsi, Próspero y el entonces administrador de la Estación ferroviaria.
Estos nuevos propietarios se instalaron en las 48 manzanas que comprendían la naciente villa, entre los bulevares Roca, Perú, Alem y Saenz Peña. Hacia el año 1907 la villa veraniega ya tenía tal fisonomía por la presencia importante de chalets con amplios jardines.
EN LOS ALBORES DE LA HISTORIA
Cuentan que las características del viejo Tafí se asemejaban a una selva o espeso monte. El único sendero o camino que había era la actual avenida Alem, desde la Estación hasta la calle Camino al Perú. “El transeúnte y el pequeño carrito que transportaba la mercadería para los tres únicos almacenes del lugar eran alcanzados por las ramas de uno y otro lado del camino. Las familias establecidas apenas alcanzaban las veinte; sobre el Camino del Perú se veían algunas quintas de naranjo, algo de maíz y tabaco. En esta selva tupida de árboles vírgenes con frecuencia se encontraban corzuelas y otros tipos de animales de caza. La mayor parte de los habitantes eran nativas, solamente recordándose a un extranjero, don Fischer.
Antes de la llegada del ferrocarril a la zona, en 1882, los vecinos iban hacia San Miguel de Tucumán a caballo para realizar sus compras, por senderitos –estrechos y peligrosos, por la presencia de maleantes que merodeaban en lugar. En el año 1882 se construyó la Estación ferroviaria y el galpón de depósito.
Dictada la Ley de Fundación de la estación villa veraniega de Tafí Viejo, el 3 de Mayo de 1900 y dispuesta la expropiación de los terrenos, el 25 de ese mismo mes, dieron el nombre de “San José de Calazans” al nuevo pueblo, denominación que no prosperó, pues a excepción del año 1900, en lo sucesivo se la denominaría Villa General Mitre.
El decreto del Gobernador Próspero Mena, dictado el 26 de julio de 1900, recomendando la ley de fundación, disponía, además: que la zona expropiada se dividiera en lotes de una hectárea, separada por calle de 20 metros y circundada por bulevares de 30. Para policía, juzgado y registro civil se destinaba un cuarto para cada repartición, iguales medidas para una iglesia y su casa parroquial. Además, se desatinaron dos hectáreas para una escuela y para la plaza.
TALLERES DE LOS FCC DEL ESTADO
La construcción de los Talleres Ferroviarios del Ferrocarril General Belgrano en Tafí Viejo, se encuentran a 17 kilómetros de San Miguel de Tucumán. Su edificación comenzó el 12 de marzo de 1902 por la compañía alemana Strenitz, bajo la presidencia de Julio Argentino Roca, concluyéndose a mediados de 1910, al final de la presidencia de Figueroa Alcorta y cuando comenzaba Roque Saenz Peña.
Para su inauguración asistieron, entre otras autoridades, el titular de la cartera de Obras Públicas de la Nación, el ingeniero Civit; el gobernador de la provincia, doctor Próspero Mena; y el general alemán Von Der Colts que había sido invitado por el gobierno argentino para la conmemoración del Primer Centenario del 25 de Mayo de 1810.
Este acto coincidió con la inauguración de la importante línea Tucumán-La Quiaca, cuya construcción estuvo a cargo de la misma compañía y constituyó una avanzada de progreso y cultura a las provincias más alejadas del norte argentino.
Una gran parte de los terrenos que actualmente ocupan los Talleres Ferroviarios fueron donados por el señor Antonio Méndez, otros por personas cuyos nombres no se registran y otra parte fueron adquiridos por el Gobierno de la Nación.
En la construcción de los edificios se invirtió la suma de $ 5.500.000 y en las maquinarias $ 1.100.000.
Al comenzar la edificación de los Talleres Ferroviarios y una vez que comenzaron sus primeros trabajos, el personal de 1.150 primeros hombres, en su mayoría de Tucumán, buscaría establecerse en la nueva villa. En 1918 el número de operarios ascendería a 3.360, radicándose algunos en el Pueblo Obrero y otros en la nueva fundación veraniega. De esta manera, en torno a los Talleres, que proporcionaban la principal fuente de trabajo, se fue formando la nueva ciudad.Por esta razón, se puede afirmar que el crecimiento, desarrollo y empuje de la ciudad de Tafí Viejo se debió casi exclusivamente a los Talleres Ferroviarios que proporcionaban trabajo a miles de obreros. Tanto fue así que en el año 1912, el Gobierno de la Nación encarga a la empresa Dulor &Fisher, la construcción del Pueblo Obrero que se destinaría a viviendas de personal jerárquico de los Talleres y empleados. Con la aparición de esta nueva urbanización, ubicada a Este de la planta industrial, la vida se organizó de mejor modo, adquiriendo hasta una fisonomía distinta al caso de la villa veraniega. En poco tiempo se levantaron las casas con su correspondiente trazado de calles y veredas, contaba con una población de características ciudadanas y una sólida fuente de trabajo. Esto le confirió a esa población otra fisonomía; por esa razón las principales efemérides se celebraban allí.
Con el tiempo la villa fue creciendo, del mismo modo que su centro comercial. Esta situación y otras cuestiones del propio aumento demográfico taficeño, más la apertura de nuevas fuentes de trabajo, hicieron que el centro de las actividades se trasladara paulatinamente a la avenida Alem, ubicada hacia el Oeste de los Talleres Ferroviarios, cuyo nacimiento se ubica en la Estación.
Con la construcción de las Talleres Ferroviarios más grandes de Sudamérica, un importante número de inmigrantes llegaron a Tafí Viejo para radicarse, entregándose de lleno a las actividades ferroviarias, agrícolas, de la construcción y el comercio. En la década del 30 el Estado nacional decidió ampliar las instalaciones de los Talleres, hasta adquirir las dimensiones actuales. Allí se producían vagones de trenes, desde el forjado de los minerales hasta los últimos detalles de ornamentación.
Para la década del 50, los Talleres de Tafí Viejo eran los más grandes de Latinoamérica, con 22 hectáreas ocupadas y unos 5.663 obreros, entre todo su personal. Su ubicación estratégica –en el centro noroeste argentino- les garantizaba conexión con todo el país, lo que le imprimió un perfil industrial a la ciudad.
La producción de los Talleres comenzó a mermar a comienzos de la década siguiente, pero la crisis se hizo evidente algunos años más tarde, con la creciente desmantelación del sistema ferroviario ocurrida durante la última dictadura militar. Al mismo tiempo comenzaron las persecuciones al personal y los permanentes despidos, disfrazados de retiros voluntarios o jubilaciones anticipadas. Finalmente, el 17 de julio de 1980, los Talleres se cerraron, conjurando así uno de los principales objetivos económicos de la última dictadura militar, que se propuso desindustrializar el país.
En agosto de 1984, las instalaciones fueron reabiertas por el gobierno democrático de Raúl Alfonsin. Pero ese lento proceso de recuperación no llegaría a su fin porque luego de episodios de nuevos despidos y luchas gremiales, que contaron con un fuerte apoyo de la comunidad taficeña, el entonces gobernador y ex dictador Antonio Bussi terminó por destruir las esperanzas de los trabajadores, mediante la instalación de una cooperativa que, entre 1994 y 1996, se encargaría de saquear y desguasar la planta y dejar en la calle a más de 300 familias.
Con una desocupación cercana al 40 por ciento durante esos años, los trabajadores despedidos iniciaron una lucha sostenida para recuperar la fuente de trabajo. Tras la caída del gobierno de Fernando de la Rúa, la asamblea vecinas Fuerzas Vivas se hizo cargo del reclamo y consiguió avanzar en las negociaciones para la reapertura, merced su pedido el 30 de setiembre del año 2003, el presidente Néstor Kirchner anunció la reapertura de los Talleres Ferroviarios y la rehabilitación progresiva de las líneas de producción de los Talleres. La empresa Ferrocarril General Belgrano S.A. –Unica empresa Estatal Ferroviaria del País- quedó a cargo de la creación de una unidad de gestión para volver a poner en funcionamiento la línea productiva. En Julio de 2006, se adjudicaron obras de remodelación y equipamiento por 14 millones de pesos ,la empresa adjudicataria Di Bacco y Cia. ejecuta los trabajos y se prevee concluyan a fines del año 2007
Fotos: Asoc.Amigos del Museo y los Talleres Ferroviarios de Tafí Viejo
Datos: Libro Tafi Viejo 100 años de Historia
Archivos Propios.
1 comentario:
Muy buen articulo, muchas gracias por la información !
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